El yacimiento de Cueva Horá se abre en la vertiente sureste de las últimas estribaciones de Sierra Harana, una de las más meridionales dentro del dominio subbético. Fue documentado por Hugo Obermaier en 1916. Por las muestras recogidas entonces, consideró que la secuencia cultural de la cueva pertenecía al Musteriense. Posteriormente, el yacimiento fue objeto de intervenciones arqueológicas a cargo de J.-C. Spanhi y M. Pellicer y, finalmente, entre 1979 y 1983, también fue excavada por un equipo en el que estaban integrados el Servicio de Arqueología de la Diputación de Granada y el Patronato de la Cueva del Agua. El yacimiento de Cueva Horá puede enmarcarse cronológicamente desde finales del paleolítico inferior hasta la prehistoria reciente; si bien, será durante el paleolítico medio (musteriense) cuando se registre el apogeo habitacional del abrigo. En la Prehistoria Reciente (Neolítico y Edad del Cobre) volvió a ser ocupada, pero con menor intensidad.

La columna geológica de la cueva está representada casi en su totalidad por materiales calizo-dolomíticos, en cuya base se encuentra un tramo de dolomías sobre el que se sitúa otro de calizas blancas azoicas cuya potencia máxima es de 300 metros y que se estima que pertenecen a la parte más alta del Lías Inferior. En estos materiales calizos se sitúa el abrigo, en el frente de una falla inversa de dirección aproximada N-NE/S-SW. En este lugar los materiales son de caliza microlíticas cuyos estratos subverticales superan los 50 centímetros de potencia.

En realidad, aunque se hable del yacimiento como cueva, geológicamente sería más apropiado denominarlo como abrigo con morfología de puente natural de fuerte pendiente. El suelo, con un acusado desnivel, presenta numerosos bloques calizos, algunos de ellos de gran tamaño, que son el resultado de desprendimientos de la bóveda y del retroceso de las entradas de la boca. El abrigo tiene dos entradas: una hacia el sureste y la otra abierta en dirección noroeste. Esta frecuente ocupación por grupos de cazadores y recolectores paleolíticos durante el intervalo de tiempo que media entre hace 100.000 y 30.000 años responde a los patrones característicos de esta época, que elegían como lugares de refugio cuevas o abrigos bien orientados y estratégicamente situados, como es el caso de esta cueva, situada entre la Sierra Harana y la depresión de Guadix.

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