Situado en la ladera de un cerro no amesetado enclavado en una cadena de elevaciones abocadas al río Gor, se encuentra muy alterado por la explotación agrícola que ha abancalado la casi totalidad del cerro, sólo se ha documentado un muro de piedra incrustado precisamente en uno de esos bancales. Tiene una anchura media de un metro careado en ambos paramentos con piedra básicamente cuarcítica y algunos micaesquistos, no recortados, de tamaño medio a grande (diámetro medio 45 cm. hasta 70 cm. en algunos casos) y colocadas a seco. El interior está relleno de piedras de menor tamaño. La longitud documentada es de 4,80 m sin que se haya observado un giro hacia ningún lado. Aunque por la entidad debió mantenerse hasta el final de la ocupación del hábitat, los materiales asociados indican una cronología inicial en los siglos IX-VIII a.C., previo a los primeros contactos con el mundo fenicio.

La existencia de un conjunto de tumbas romanas muestran la ocupación de este espacio en el bajo imperio romano.

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