Este templo ha sufrido tales transformaciones que su pertenencia a la arquitectura mudéjar queda bastante desdibujada, reduciéndose prácticamente al empleo de los tradicionales muros de ladrillo y cajones de mampostería y tapial. Lo más antiguo, como en otros casos, es la nave central, de cuyo tiempo es el escudo que aparece sobre la puerta; corresponde al obispo Antonio del Águila (1537-1546). En época posterior se reformó dicha nave, se añadió una capilla mayor, cubierta por una cúpula sobre pechinas, y se abrieron diferentes capillas anejas. La de la derecha, junto al arco toral, está adornada con arcos de ladrillo que remedan la tradición mudéjar y en su camarín se encuentra la Virgen de la Cabeza, de la cual existen, curiosamente, tres imágenes en la localidad y goza de gran devoción en el Valle del Zalabí. La torre se debió añadir a finales del siglo XVIII o principios del XIX y todo el templo ha sido restaurado y dignificado en los últimos años. La nave principal perdió hace tiempo la armadura, la cual fue sustituida por una bóveda de medio cañón. El volumen exterior resulta airoso por la limpieza de los volúmenes y su ubicación presidiendo una despejada plaza. Son devociones principales de esta localidad los santos mártires Pablo y Juan, patronos de Exfiliana, y la Virgen de la Cabeza, con fiesta y romería el último fin de semana de abril.

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