La parroquial de Gor es iglesia de difícil fechación pues se observan distintas construcciones y añadidos que han ido modificando su pobre estructura primitiva. El primer edificio se haría en la primera mitad del siglo XVI, conociéndose algunos datos, poco precisos, de intervenciones en ella en la década de 1550-60. Diego de Jaén y Juan de Vandelvira cobraron 6.543 maravedíes por realizar unas obras. En 1558 es Francisco HUete quien hace obra en las iglesias de Gor y Gorafe. En el mismo año Juan García hacía la carpintería de ambas iglesias. Dos años antes, en 1556, Francisco Escobar hizo la carpintería de la capilla bautismal y labró un caracol y torre para el reloj.

De todo lo construido entonces, poco debe quedar aunque la existencia de dos portadas en la fachada indica el haberse adosado un cuerpo o nave para recrecer lo anterior. Ambas son de cantería, con estructura toscana bien sencilla. En la puerta de la izquierda aparece grabada en la madera una inscripción: ANO 1645. Interiormente, el templo tiene tres naves desiguales separadas por pilares toscanos y arcos, con capillas a la derecha cubiertas con cúpulas elípticas sobre pechinas; la central con cubierta plana y la capilla mayor, cúpula sobre pechinas y florón central. La fábrica es muy tosca y pobre, con muros de tapial, sin ladrillos, que ha obligado a refuerzos y fuertes reparaciones. De sus deficiencias estructurales es bien indicativo el que en tiempos de Madoz estaba la iglesia «sin techo su mayor parte». La torre también se estructura con una extraña forma, con cuerpo de campanas estrecho y poco elevado al que se le adosa otro macizo con el reloj, que pudiera ser la obra antigua del XVI. Sobre el tejado de ella se levanta una espadaña de hierro forjado de estilo neogótico, elemento bastante utilizado en las iglesias de la comarca.

De los frescos que en su día decoraron su interior sólo se conservan los de la capilla de la Virgen de Belén, con el escudo de los duques de Gor y una leyenda que advierte de que don Sancho de Castilla, señor de Gor, hizo pintarlos por devoción, reinando en España don Carlos II en el año 1699. Dispone de cuatro capillas donde se ubican las imágenes de los santos: San Cayetano, San Blas, Virgen del Rosario, y la Virgen de la Dolorosa.

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