Por debajo del Llano de la Ermita, en el lado norte, y al pie del conocido como Peñón Grande, el comisario de exacvaciones D. Angel Casas Morales realizó a finales de los 40 una cata que alcanzó los tres meros de profundidad, que muestran la ocupación de este espacio durante la Edad del Cobre. La siguiente descripción está extraída de su publicación:
“La capa superficial moderna era de 30 cm.; todo el resto hasta el suelo virgen está formado por cenizas y otros restos en sílex, hueso, piedra, barro, etc. A pesar del espesor del yacimiento -2,70 m.- los materiales aparecían revueltos, sin poder precisar capas.
Entre los materiales recogidos, anotemos: placas y colgantes de haliso, conchas de adorno, colmillo de suido, cuchillos de sección rectangular y trapezoidal, puntas de flecha foliáceas, un fragmento de alabarda (?), fragmento de hacha pulida de sección oval, piedras de hogar, molinos de mano y abundantísima cerámica fragmentada, con algunos huesos de mamíferos muy fragmentados.
La cerámica es de dos clases: de pasta fina y de masa mezclada con piedrecillas, pero en ambos casos de superficie lisa y oscura”.