Este 8 de Marzo va a ser muy diferente a los anteriores en todo el mundo debido a la pandemia mundial en la que nos encontramos inmersos. Pero precisamente si algo ha puesto de manifiesto esta crisis sanitaria ha sido la capacidad de respuesta de las mujeres ante situaciones de crisis. El papel secundario al que han sido relegadas a lo largo de la historia les ha posibilitado descubrir la importancia de tejer redes que les permitieran avanzar y crecer. Redes que han demostrado ser muy útiles en situaciones como las que estamos viviendo. Redes que les han permitido superar la situación de una forma más llevadera, unidas a pesar del aislamiento, conectadas a través de las nuevas tecnologías a las que antes algunas temían tanto pero en las que han descubierto las mejores aliadas para seguir estando presentes y activas en la sociedad, haciendo oír sus voces y sus reivindicaciones. Una buena muestra de ello es lo que ha sucedido en nuestra comarca con la Federación de Asociaciones de Mujeres de la comarca de Guadix “Sulayr” que, a pesar de los cierres perimetrales y del aislamiento, se han coordinado a través de sus teléfonos móviles para escribir un manifiesto conjunto con motivo del 8M y para elaborar unos vídeos en los que son ellas mismas las que leen ese manifiesto.
Tal y como se destaca desde ONU Mujeres, “las mujeres líderes y las organizaciones de mujeres han demostrado sus habilidades, conocimientos y redes para liderar eficazmente los esfuerzos de respuesta y recuperación ante la Covid-19”. De hecho, las mujeres se han situado desde el primer momento en primera línea en esta crisis sanitaria desde ámbitos muy diversos: como cuidadoras y trabajadoras del sector sanitario, pero también como innovadoras (las mujeres científicas han sido clave en la lucha contra la Covid-19) o como organizadoras comunitarias (no hay más que recordar el gran movimiento surgido fundamentalmente desde asociaciones de mujeres en los primeros momentos de la pandemia para coser mascarillas y equipos EPI cuando la escasez de unas y otros era acuciante).
ONU Mujeres destaca asimismo la eficacia de las líderes en la lucha contra la pandemia: “la mayoría de países que han contenido los efectos de la pandemia de la Covid-19 y reaccionan con más éxito ante sus impactos sanitarios y socioeconómicos más amplios están dirigidos por mujeres”. En definitiva, esta crisis ha puesto sobre la mesa tanto el valor esencial de la aportación de las mujeres en situaciones de crisis como la desigual carga que han tenido que soportar, con un desproporcionado incremento de responsabilidades que hacen aún más complicada la ya difícil conciliación. De ahí que el lema elegido este 2021 por ONU Mujeres para el Día Internacional de la Mujer sea “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19”.
Es evidente que ser mujer no unifica en un mismo modelo o tipología a todas las personas de género femenino que habitan el planeta (algo más del 50% de la población mundial), de la misma manera que ser mujer rural tampoco significa lo mismo para todas las que habitan en un ámbito rural. No es lo mismo ser mujer rural en el primer mundo que en países en vías de desarrollo. Pero sí es cierto que existen algunos aspectos en común que las igualan en la desigualdad. Si nos centramos, por ejemplo, en el sector primario en nuestra comunidad autónoma, nos encontramos como problema común el hecho de que la mujer rural realiza muchas laborales similares, cuando no iguales, a los de los hombres y que, sin embargo, no perciben igual remuneración.
Pero hay más. Está previsto que el presidente de la Asociación para el Desarrollo Rural de Andalucía (ARA), David J. García Ostos, y la presidenta de COAMUR (Coordinadora Andaluza de Organizaciones de Mujeres Rurales), Adela Romero Ruano, firmen este lunes 8 de marzo en Osuna (Sevilla) un convenio de colaboración que impulsará la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres y reducirá la brecha de género que existe en el medio rural. Para ello, se trabajará en una mayor participación de las mujeres en los órganos de decisión de los territorios rurales, entre los que se encuentran los Grupos de Desarrollo Rural de Andalucía. De lo que lógicamente se desprende que esa participación es hasta ahora escasa y que por eso se hace necesario trabajar para fomentar que sea cada vez mayor. Aunque debemos decir que en el GDR de Guadix este es un tema que se ha considerado fundamental desde hace ya tiempo y en el que se inició un camino importante hace algunos. De hecho, actualmente más del 40% de nuestra Junta Directiva son mujeres.
Todo esto conduce a pensar que quizás por fin haya llegado el momento de empezar a reflexionar seriamente sobre esa forma diferente de trabajar, sobre las experiencias, perspectivas y habilidades diferentes que aportan las mujeres y que deben de estar presentes en la toma de decisiones porque hacen que la realidad sea mejor para todas y todos. Quizás haya llegado el momento de plantear nuevos modelos a escala rural, pero también global; y volvemos aquí al inicio: si algo ha puesto de manifiesto esta crisis sanitaria ha sido la importancia de los cuidados, pero también del cuidado del medio ambiente para evitar nuevas crisis. Ya se ha demostrado que un sistema que no tiene en cuenta tareas tan esenciales como cuidar, alimentar, sanar… no es sostenible. Son tareas que nunca se han valorado en su justa medida y que sin embargo ahora se han demostrado esenciales. Quizás sea el momento de darles un protagonismo diferente y de aprovechar todo el conocimiento y la experiencia que pueden aportar las mujeres. Quizás haya llegado por fin el momento de empezar a creer de verdad que las mujeres pueden liderar grandes procesos de cambio, también (sobre todo) desde el ámbito rural, hacia el que el mundo ha vuelto la mirada con renovado interés en este último año. Como se suele decir, toda crisis es una oportunidad, y quizás esta sea la de avanzar de forma decidida hacia una sociedad igualitaria.