Rodrigo de Mendoza, primer marqués del Cenete, eligió La Calahorra para establecer la capital de su señorío y construir su gran castillo. La Calahorra, como Aldeire, es la puerta de entrada de La Alpujarra, pero, además, se sitúa al pie de un promontorio calizo estratégicamente situado. Sobre ese promontorio existió hasta la conquista cristiana una gran fortificación musulmana que fue desmantelada para construir el gran palacio-fortaleza renacentista que ha hecho famoso al pueblo y a todo el Marquesado. Visitar La Calahorra no sólo es obligatorio por su castillo y los numerosos palacetes o la interesante iglesia mudéjar que posee, sino por ser en la actualidad el pueblo del que parte la moderna carretera que da acceso al Puerto de La Ragua y a La Alpujarra. Su diferenciada oferta hotelera nos invita, además, a permanecer y disfrutar de un entorno lleno de atractivos.