Este templo es un buen ejemplo de la continuidad que la tradición mudéjar ha tenido en la Comarca de Guadix. Inicialmente se construyó una ermita pequeña que en 1642 se había quedado pequeña, por lo que en ese año solicitaban los vecinos sustituirla por un nuevo templo. Así pues, la iglesia actual, que es igualmente muy moderada de tamaño, debe ser de la segunda mitad del siglo XVII. En este momento se construyó un cuerpo de iglesia que consistía en una nave pequeñísima y una capilla mayor separada por un arco de medio punto. Las cubiertas se hicieron de armadura de madera con ligeros adornos de lacería mudéjar en los extremos y en los dobles tirantes. Posteriormente se añadió una nueva capilla mayor, alojada en la parte baja de la torre, también moderna, aunque no se eliminó la antigua espadaña, la cual se encuentra en el costado que da a la plaza; debajo está el escudo de los Harana, señores del lugar. La sobriedad y sencillez exterior contrasta con el especial encanto de su interior, de un marcado carácter intimista. En los años sesenta del siglo XX se completó con pinturas murales de carácter historicista pero de buen efecto. El Crucificado que preside el altar mayor es una buena escultura reciente del escultor Barbero Gor.