La primera ermita debió construirse por los repobladores de Huéneja tras la rebelión y expulsión morisca de 1568. Era un edificio modesto, reedificado en el siglo XVII, que supera ampliamente el tamaño habitual de las ermitas de la zona. Consta de una nave que integra el altar mayor y se cubre con una buena armadura de madera con tirantes dobles y paños de lacería mudéjar en los extremos. Posee coro a los pies, también de madera. En diferentes momentos se añadieron algunas capillas. La más interesante es la dedicada a San José, decorada con pinturas murales con la iconografía del Santo, unidas a otras escenas pastoriles, de carácter popular, fechadas en 1739. Otra, levantada en 1878, está dedicada al Santo Sepulcro. La torre, rematada en un chapitel, es obra del siglo XIX. El retablo es de estilo barroco, de mediados del siglo XVII con reformas y añadidos posteriores. Fue labrado por el escultor Cecilio López, abuelo de José de Mora. Las esculturas que lo adornan son modernas, hechas por el taller de los escultores Espinosa. El camarín, adornado con símbolos lauretanos, acoge la bonita imagen de la Virgen de la Presentación.