Se sitúa en el lado este del barranco, en frente del pueblo de Jérez y al noreste del castillo. Tiene planta rectangular de 7,40 por 6,90 m. Está construida con mampostería concertada y encintada por verdugadas de lajas y refuerzo de sillarejo en las esquinas. Conserva, además, restos del enfoscado en algunas partes. En la parte superior la obra se adorna con numerosos fragmentos de escoria de pequeño tamaño dispuestos en hiladas.
Se conserva una altura de 12 m, de los cuales los cinco primeros guardan la forma prismática mientras que los siete superiores están ataluzados. La puerta de acceso está a tres metros de altura, mirando hacia el castillo. El interior se divide en tres espacios: un zaguán transversal a la entrada de 2 m de ancho y dos pequeñas salas paralelas de 3 por 1,85 m cubiertas por bóvedas de mampostería de lajas. A la izquierda se sitúa la escalera de subida a las otras dos plantas de la que se conservan restos de ladrillos y la impronta del arranque de sus bóvedas. Tanto en esta planta como en las superiores existen saeteras en sus muros. No se conserva nada de la terraza superior, ni tampoco del posible aljibe que pudiera haber en la parte inferior.
Por su tamaño y estructura es una típica torre de alquería, que servía de refugio para la inmediata población del barrio de Alcázar, anteriormente una alquería independiente. Sin embargo, por su posición, debía ser al mismo tiempo una atalaya que diera aviso al castillo de Jérez. La técnica constructiva la fecha casi con total seguridad a partir de mediados del s. XIV. No obstante, la presencia de escorias solamente en la parte superior podría corresponder tal vez a una reforma posterior. Esta técnica decorativa podemos encontrarla también en algunas zonas del castillo de Alquife, aunque en esa ocasión se trata de mineral y no de restos de fundición.