El asentamiento se sitúa en las estribaciones septentrionales de Sierra Nevada. Mineralógicamente, debemos resaltar la existencia en el entorno de menas de hematites con un porcentaje de hierro entre el 55 y el 65 %. El recinto fortificado tiene una superficie intramuros de 4.535 m² y un perímetro de muralla de 274 m. Está a una altura absoluta de 1433 msnm y la relativa con respecto a los llanos del Marquesado de 290 m. Las primeras noticias sobre el yacimiento arqueológico se constatan en el s. XIX: P. Madoz hace referencia a la riqueza minera de la zona, resalta las mineralizaciones de cobre de La Solana y reseña que “en el sitio llamado del Rután a unas 2.000 varas de la población hay un estanque picado a cincel en piedra”. En función de los materiales presentes los investigadores han fijado la cronología de esta explotación minera a la que se vincula el recinto entre inicios del S.I a.C. y el último cuarto del mismo siglo.
Adaptado a la orografía del cerro, el trazado de la muralla alcanza 274 m de longitud con una anchura que oscila entre 1,05 y 1,15 m. Su perímetro conforma un pentágono irregular, salvo en uno de sus lados, el extremo suroriental donde la configuración acantilada del Peñón hace innecesaria la construcción de defensa alguna. Está construida con pizarras y micaesquistos a piedra seca y presenta refuerzos ciclópeos en los ángulos con bloques de un metro por 35 cm de espesor. El tramo mejor conservado es el noroccidental con una longitud de 68 metros y se conserva en su totalidad. En él se insertan tres torres de planta rectangular de 5,5 x 7,5 metros. La única entrada al recinto se sitúa entre dos de estas torres. Otro hecho que completaría el conjunto defensivo del recinto, es la posible existencia de un foso en las inmediaciones del tramo nordoriental de la muralla y que viene remarcado por la orografía del terreno, formando una pequeña vaguada que discurre paralela al lienzo.
Las concentraciones de escoria de hierro dispersas en el recinto y, especialmente, en la ladera escarpada meridional revelan la importante actividad metalúrgica desarrollada de primera reducción del mineral, fundición y forjado. La mayor concentración de hornos se da en la zona próxima a la gran cisterna excavada en la roca junto a la pared escarpada. Esta cisterna forma un rectángulo con dos lados iguales de 4,75 m y dos menores de 4,54 y 3,63 m. La profundidad actual, teniendo en cuenta que está parcialmente rellena de escombros, supera los dos metros y medio, lo que representa una capacidad de, al menos 50 m³.
Según paralelos y semejanzas con otras explotaciones mineras, el yacimiento de El Peñón de Alrután corresponde a un sistema de explotación minera que el mundo romano desarrolla en los ricos yacimientos del sur de Hispania a partir de finales del siglo II a. C. Y en el que deben subrayarse como elementos esenciales la presencia de un recinto amurallado que encierra una superficie donde se incluyen las viviendas y las instalaciones de producción. Todos los indicios apuntan a que las funciones esenciales son el control de las actividades mineras que se desarrollan en sus alrededores y el tratamiento del mineral extraido.