El abrigo de Torres Bermejas fue descubierto por Hugo Obermaier en 1916. El abrigo, de grandes dimensiones, lo componen dos nichos de aproximadamente 8 m de profundidad, siendo en el de la derecha, justo al fondo y en su parte izquierda, donde según las descripciones de los citados autores se encontraban las pinturas. Consistían éstas, en trazos, puntos y una figura en forma de huso, hoy completamente desaparecidas. Todas ellas estaban realizadas en un color rojizo. Los abrigos han sido cercados con un muro de piedras con el fin de servir de redil para el ganado. Las paredes de ambos nichos se encuentran completamente ennegrecidas por los fuegos encendidos por pastores, lo que ha provocado la destrucción de las pinturas.