Actualmente constituye una oficina del INEM y está casi totalmente reformado respecto a su estructura primitiva. Consta de un patio, con pilares cilíndricos y vigas metálicas, con lo que ofrece como único elemento de su pasado un sencillo alero de ladrillos en esquina, más los alfarjes del zaguán y de algunas de las habitaciones. Siempre se ha creído que este hospital ocupó el solar de la antigua sinagoga judía, aunque las excavaciones realizadas no han identificado ningún resto de la misma, pero sí elementos romanos interesantes.
El edificio se encontraba bajo la jurisdicción de la Catedral, pero con la llegada de Carlos III y la siguiente expulsión de los Jesuitas, la función del antiguo hospital fue trasladada al colegio de los Jesuitas.
Los alfarjes son los elementos más destacados de su pasado mudéjar aunque han sido, igualmente, muy renovados. Están constituidos por grandes jácenas, apoyadas en canes lobulados, siendo diferentes los superiores a los del zaguán en el juego de lóbulos, y tablazón del tipo de jaldetas, sin adorno alguno. En la escalera se han encontrado restos de una pintura muy tosca con imágenes de carácter sagrado, quizá un santo sin identificar. El exterior es muy sobrio, con una fachada principal, ahora enlucida, con una portadita con arco liso y medias pilastrillas de ladrillo visto. La pequeña fachada lateral que da a la placeta de Villalegre ofrece un claro muestrario de reformas y remodelaciones, al quedar absurdamente descarnado actualmente, con un arco o puerta cegada inferior y nichos que flanquean un balcón central, en el segundo piso.