La casa de Barthe fue construida entre los siglos XVI-XVII. Ubicada en el centro de la ciudad y muy cerca de la iglesia de Santiago, está asociada a un importante huerto ajardinado con un acceso propio a través de un adarve. En el momento de su construcción debió ser una casa sencilla, sin embargo es un claro ejemplo de cómo los edificios se transforman y su arquitectura se enriquece con el tiempo, adaptándose a los gustos de la época, mostrando en sus cambios las circunstancias económicas, sociales, históricas, artísticas y políticas de la sociedad que los genera. La casa de Barthe en el momento de su construcción era una casa solariega con una fachada sencilla realizada en tapial y mampostería que contaba con un zaguán y un patio de piedra que comunicaba con un amplio terreno, situado detrás de la casa, ocupado por un gran huerto. La fachada estaba centrada en la planta baja por la puerta de entrada. El segundo piso se organizaba en tono a una ventana, situada justo encima de la puerta, con un balcón a cada lado. En el tercer piso únicamente había dos huecos situados sobre cada uno de los balcones.
En 1767, vivía en dicha casa un arcediano de la diócesis llamado Don Pascual Torregrosa el cual vendió la casa ese año por 44.000 reales de vellón a D. Pedro Nolasco Osorio Moctezuma. Como la propiedad no era lo espaciosa que el nuevo propietario deseaba adquirió también la casa colindante perteneciente a los Saavedra. Ambas propiedades se integraron formando un edificio único. En este momento es cuando comienza a adquirir importancia esta vivienda y cuando se inicia su transformación en casa señorial. El nuevo propietario quiso mostrar a través de su casa su relevancia social y la importancia de su familia. Para ello unió los dos inmuebles y unificó sus fachadas, desplazando hacia un lado la entrada del edificio principal que quedó así centrando los dos inmuebles. La nueva entrada de la casa se remarcó enriqueciéndola mediante una importante portada de piedra, que enmarca la puerta de acceso a la vivienda formada por dos hojas de madera decoradas en su parte superior con motivos geométricos. La portada se conforma mediante dos pilastras de piedra situadas a cada lado de la puerta, sobre las que se adosan medias columnas de orden dórico sobre pedestales y compuestas de sencillas basas, fustes acanalados y capiteles separados de los fustes por un collarino, los cuales están decorados con flores. El entablamento aparece decorado en su parte baja por una triple moldura decorada con pequeñas bolas, estando la parte superior decorada igualmente, por tres molduras de las que destaca la central, de mayor tamaño en damero. Sobre el entablamento corre una cornisa quebrada que da movimiento a la portada. El centro del mismo está ocupado por el escudo de los Osorio Moctezuma.
Pasando por la puerta adintelada de acceso, nos recibe un zaguán que lleva al patio fuertemente remodelado a partir de 1912, introduciendo en la planta rectangular una estructura octogonal con galería de columnas de mármol blanco. Éstas son de orden toscano con las basas y los capiteles de forma ochavada, forma que también presentan los altos pedestales sobre los que están colocadas las columnas, realizados de mismo material. El tramo situado frente a la entrada del patio se resolvió con tres arcos rebajados entre pilares, detrás de los cuales se colocó una importante escalera de mármol blanco. Con la gran escalera y los arcos se ennobleció la entrada a la parte superior de la casa en las que se situaban las habitaciones principales. La transformación de la vivienda se completó con una importante serie de pinturas murales de carácter ecléctico muy populares en España a finales del siglo XIX, momento en que tanto la aristocracia como la nueva burguesía comienzan a decorar sus casas, entre otras cosas, con pinturas murales, para mostrar su posición e importancia social.
Al estallar la Guerra Civil, la familia Barthe se trasladó a vivir a Granada dejando la casa cerrada. Durante el conflicto fue desmantelada y aunque sufrió un incendio, este fue controlado y no causo daños importantes en el inmueble. En ella se instaló la farmacia militar y su espacio se modificó para cumplir con esta nueva función, manteniéndose así durante toda la contienda. A pesar de los cambios realizados en la casa durante este periodo, el patio y las pinturas se conservaron.
Al acabar la guerra, la vivienda señorial y palaciega se transformó en un edificio de pisos de alquiler. El cambio más importante se llevó a cabo en la primera planta en la cual se cerró la galería, que quedó convertida en corredor, quedando el espacio ocupado por las habitaciones, convirtiéndose en cuatro viviendas. El patio y su decoración mural de nuevo sobrevivieron, ya que su espacio no se modificó. En esta nueva situación el edificio señorial de la calle Santiago se mantuvo hasta los finales de los años 90 en que fue cerrado y abandonado. En la actualidad la casa de Barthe ha dejado de pertenecer a dicha familia, y sus nuevos propietarios han iniciado su rehabilitación y reforma.