Este castillo, postcalifal, aparece ya mencionado en documentos de la época zirí, protegiendo el camino desde Granada a Guadix. El núcleo fortificado se adapta a la topografía rocosa sobre la que se asienta. La fortaleza se encuentra distribuida en dos niveles que forman sendos recintos. El más bajo está formado por murallas de tapial de cal y canto que cierran los huecos que dejan las rocas, conservándose sólo la que se orienta al norte y que es la que contiene el hueco de acceso al conjunto; salvo por este punto, la fortaleza es totalmente inexpugnable con paredes acantiladas en todos su lados. Este muro tiene una longitud total de 9 metros y un espesor de 1,10 metros. El hueco de entrada tiene 1,40 metros de ancho y ha perdido el arco que lo cubría. Tras franquear la puerta, la subida se hacía por una fractura de la pared rocosa de la cara sur de la escarpada roca, una grieta ensanchada por la mano del hombre que serviría para acceder al recinto superior, donde aún se conservan dos tramos de unos 20 metros de longitud, 2 metros de altura y 1 metro de espesor, estando construidos con tapial de cal y canto. Los restos de muros de tapial del recinto superior se encuentran en mal estado, ya que están muy expuestos a los agentes atmosféricos. También se observan varias bases de habitación excavadas en la roca.
Junto a la entrada arriba descrita se conservan los restos de un pequeño aljibe, de 3,30 x 1,80 metros, al que le falta alguno de los muros laterales, el pavimento del suelo y hundida la bóveda que lo cubría, y que podía haber servido para abastecer de agua a población y ganado refugiados provisionalmente en la vaguada que existe en la delantera del castillo. Así se deduce de la gran cantidad de cerámica de superficie, piedras y material de relleno que se observa por toda ella.