Aunque en superficie se pueden encontrar restos de cerámica de la Edad del Cobre, ibéricos y altomedievales, el principal momento de ocupación se fecharía en época ibérica, entre los siglos III y II a.C. Al margen de algunos muros en la parte superior del cerro, se conserva un tramo de tres metros de longitud de la muralla, construida con grandes bloques calizos. En este punto desemboca el camino de acceso, que en zigzag y tallado en algunos puntos en la roca permitiría el acceso a los carros hasta el recinto, siendo quizás, el único ejemplo de camino para carros excavado en la roca que existe en la provincia de época ibérica.