El ejemplo más relevante de graneros fortificados en acantilado lo encontramos alrededor del poblado abandonado de Lares (S. XV-S. XVI), entre Marchal y Beas. Las cámaras, picadas a media altura de paredes verticales de 20 a 40 metros, tienen como única entrada la ventana a la que se accedía por medio de cuerdas o escaleras.