Esta iglesia es una de las más monumentales del Marquesado, ya que su primera estructura mudéjar fue ampliamente enriquecida con aportaciones barrocas de gran interés. Su construcción se inició a mediados del siglo XVI, con trazas de Francisco Centeno y trabajando los albañiles Simón de Moya y Baltasar de la Hoya, pero la rebelión morisca estalla cuando estaba a medio hacer. Cubierta entonces provisionalmente, no se termina hasta bien entrado el siglo XVII por el albañil Jacinto de Villalba; la armadura actual debe ser también de este tiempo, con reparaciones posteriores. La torre, buena obra del barroco accitano, fue terminada poco después de 1774 y presenta un claro contraste en estructura y ornato con lo anterior. La nave se cubre con una sobria armadura con paños de lacería, mientras que la capilla mayor lo hace con una cúpula moderna. Tiene tres capillas laterales con interesantes adornos y altares barrocos pero de ellas, la principal, es la del lado derecho, con un monumental y riquísimo retablo de mármoles de diferentes colores, de tradición italiana. El arco toral y la capilla mayor tienen pinturas murales modernas, pero de buen efecto.