Este templo ha tenido una historia constructiva muy compleja como queda reflejado en su aspecto actual. Sobre su antigua mezquita se levantó una primera iglesia, entre los años 1512 y 1515. Era un edificio modesto, de una nave, que en los siglos siguientes fue ampliada y enriquecida paulatinamente. Es el caso de la portada principal, una de las más originales de la Comarca, obra barroca en la que destacan los dos grandes estípites rematados en pirámides y fuertes moldurajes, todo labrado en ladrillo. Se realizó en 1717 bajo el episcopado de Juan de Montalbán como reza en la inscripción. El medallón de la Anunciación lleva la fecha de 1776. Del mismo siglo son las capillas laterales, algunas con restos de pinturas, el coro, con grandes vigas apoyadas en elegantes canes de acanto, y la caja del antiguo órgano. Curiosa es la presencia en este templo de dos torres de diferentes épocas: la antigua, del siglo XVI, de extrema sobriedad; la otra, terminada en 1792, muestra alardes de clasicismo en sus moldurajes, un campanario ochavado y pequeño chapitel, todo ello sustentado sobre un alto cuerpo de cantería. La nave central y la capilla mayor se cubren con buenas armaduras de los siglos XVII o XVIII, las cuales ofrecen sencillos paños de lacería y originales piñas en la nave; son evidentes en ellas reparaciones posteriores. Poseyó en el pasado este templo un gran retablo y numerosas obras de arte. Al lado del arco toral se encuentra una lápida y cuadro, todo moderno, que recuerdan la vida y muerte del Patrón de La Peza, el Beato Marcos Criado, muy venerado en la localidad.