La zona arqueológica se sitúa sobre un espolón rocoso que se alza sobre un meandro del río Gor. Nos encontramos ante un poblado de reducidas dimensiones, pero con un gran valor estratégico que explica su continua ocupación. La secuencia cultural abarca desde el Neolítico final o Cobre antiguo, pasando por importantes estratos eneolíticos y una fase campaniforme, hasta una etapa ibérica que presenta indicios de romanización en los últimos momentos.
La fase eneolítica presenta diferentes etapas de construcción y destrucción de las cabañas del poblado. Éstas son de planta circular con zócalo de piedra sobre el que se alzaban paredes de adobe y cubiertas con techumbre de ramas y paja con un apoyo central.
De los últimos momentos de esta fase son unos enterramientos aparecidos en el poblado en grandes vasijas con ajuar.
En época ibérica se constata la presencia de numerosas construcciones de planta rectangular que podemos considerar como viviendas, si bien de algunas estructuras es difícil definir su función.