El yacimiento del Zigüeñí se encuentra sobre el reborde escarpado del valle del río Verde, en una meseta alargada orientada norte-sur, rodeada por cárcavas y fuertes pendientes en tres de sus lados y una vaguada al oeste de diez metros de profundidad que la une con los llanos del Zenete. El lugar parece estar ocupado ya durante la Edad del Cobre y, sobre todo, en época bajoimperial romana con presencia de cerámica clara D, cuya existencia sumada a la ausencia de clara C fecharía la ocupación entre los siglos IV al VI d.C. A partir de este momento, la ocupación se mantiene durante época altomedieval (numeros fragmentos de cerámica a mano emirales) hasta que ya, en época andalusí, se conforma como una alquería. Su pervivencia se prolonga hasta la expulsión de los moriscos. Su existencia como alfoz de Guadix es constatable a través de la documentación castellana, apareciendo descrita incluso en los Libros de Apeos de 1571.
Lo que se conserva de este recinto, corresponde a un muro de mampostería en la base y hormigón de cal en la parte superior. Se conservan 45,7 metros de longitud (UTM de los extremos de la muralla: x=489475,6/y=4124277,9 y x=489512,0/y=4124305,6) con unos 1,20 metros de altura visible en la zona central, en el borde de una parte del barranco. En la misma explanada, frente a la descrita, hay restos de otra muralla del mismo material.