El principal elemento conservado es el llamado Torreón del Ferro, situado en el ángulo noroeste del antiguo recinto amurallado, que conserva restos de los lienzos de las murallas norte y oeste que partían de ella. La torre, hueca y de planta cuadrada, está construida con muros de tapial de cal y canto sobre base de mampostería, conservando una altura aproximada de 16 metros. Próxima a ella y en el tramo de muralla que sale por su cara sur, se encontraba uno de los accesos a la ciudad, de la que se conservan restos entre edificaciones posteriores, así como la calle en rampa, de 1,70 metros de ancho, delimitado por dos muros de tapial muy rico en cal y que, tras un recodo, conducía hasta la puerta.
La muralla oeste, paralela a la actual calle de San Miguel, llegaba desde el torreón del Ferro hasta el ángulo oeste del tercer recinto de la alcazaba. Parte de sus restos, los más próximos al torreón, se pusieron al descubierto al derribar unas casas que había adosadas a ellas. Del resto, una parte seguramente existe todavía y se encuentra oculta entre las edificaciones y otra constituye el muro de contención de la calle Almorejo, apreciándose en ella hasta un total de ocho torres con sus tramos de muralla intermedios. Todo está construido en tapial de cal y canto, presentando bases del mismo material de mayor anchura que deja zarpas de 1,50 metros. En la actual calle de la Virgen se descubrió en 2011 restos de otra puerta de acceso.
Del tramo que cerraba la ciudad al sureste son pocos los restos que quedan visibles, aunque se conserva casi todo su trazado en la parte trasera de las casas de la actual calle Ancha. Seguramente toda la fachada sureste del palacio de Peñaflor, así como los torreones, se han construido sobre la muralla, de la cual quedan restos visibles y evidencias claras de su existencia.
De la parte de muralla orientada al norte quedan, además del paño que entesta en el torreón del Ferro, otro discontinuo, que se extiende desde la fachada posterior del Palacio de Villalegre hasta las cocheras del Palacio Episcopal, que se levanta sobre la muralla, y un trozo aparecido en un solar de la Plaza de los Corregidores. De las puertas que se abrían en la muralla sólo ha quedado, con la existencia de algunas calles, su recuerdo.
Aunque no se han encontrado evidencias de ello, es posible que existiera otro recinto amurallado, a modo de cerca de menor importancia, que estaría situado al este del anterior y en el que se abriría la conocida como Puerta de San Torcuato y Arco de la Imagen.