Fue una importante población hispanomusulmana hasta la expulsión de los moriscos en 1571, formada alrededor de varios grupos de covarrones-refugio, y situada junto al río Alhama y su fértil vega. En el centro de su casco urbano, casi íntegramente de cuevas, destaca un palacete construido a principios del siglo XX y que es visible desde muy lejos. Las gentes de Marchal se dedican a la agricultura, siendo muy apreciado el aceite que produce, casi artesanalmente, su almazara.
El entorno paisajístico de Marchal, en el que contrastan los bad-lands de fuertes tonos rojizos con la verde vega y la Sierra Nevada, ha merecido su declaración como Monumento Natural.